Ayer, en todos los medios de comunicación podíamos leer y escuchar que el viernes pasado los centros comerciales retiraron sus partidas de aceite de girasol.
Parece ser que el que provenía de Ucranía contenía una sería de partículas contaminantes que no producían serios efectos secundarios. Como es mejor prevenir que curar, el gobierno decidió tomar partido en el asunto y evitar posibles consecuencias adversas.
Los grandes productores de este tipo de aceite en España, como son las marcas Borges y Coosur se echaron las manos en la cabeza, ya que, el contenido de sus aceites es todo nacional y carecen de cualquier partícula que pueda poner en riesto la salud de los ciudadanos que la consumen.
Ante tal hecho, como no podía ser menos, se ha puesto a disposición el 901400100 para cualquier tipo de duda.
Una noticia como esta, nos recuerda a lo que ocurrió hace ocho años con las vacas locas. En España parecía estar todo controlado, pero hace unos días escuchábamos que dos jóvenes de Castilla La Mancha morían por la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, variante humana del mal citado. A este hecho, hay que añadirle que en 2005 murió una mujer de 26 años por la misma enfermedad. Un acontecimiento que no tuvo la repercuersión pública que debiera de haber tenido.
Así pues, estamos ante una situación no parece tener un excesivo peligro. Yo por si acaso, seguiré tomando aceite de oliva.
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