Uno de los temas más recurrentes en los debates televisivos entre ZP y Rajoy fue la inmigración. Aunque se abordó desde un punto de vista general, no nos podemos olvidar de todas aquellas personas que día a día coviven con gente extranjera. Si el otro día colgué una entrevista a una chica rumana que vive en Luna, hoy quiero plasmar la impresión de Sofía, una joven ejeana que trabaja en su centro de estética entre semana y como camarera los sábados noche. Un testigo excepcional para conocer de primera mano el nivel de integración y el tipo de relaciones que entablan los españoles con todas aquellas personas de distintas nacionalidades que viven en Ejea.
Con una población de unos 15.000 habitantes, Ejea fue uno de los primeros pueblos de las Cinco Villas que recibió la mayor cantidad de inmigrantes marroquíes allá por los años 90.Por este motivo, es posible encontrar una mezquita donde se reunen diariamente a rezar. Aunque llevan los que más años viviendo, no son los que mejor se han integrado. Su religión y su forma de ver la vida distan mucho de la mentalidad occidental. En los últimos años, muchos inmigrantes de la Europa del este han llegado a estos municipios en busca de trabajo.Sofía comenta que suelen trabajar donde nadie quiere, así que es imposible hablar de intrusismo, por lo menos, en este villa. Ella tiene amigos de Rumanía y Bulgaria. De ellos, le encanta su forma de disfrutar y vivir el día a día.
En cuento a la repercursión que la llegada de todos estos inmigrantes han tenido en los comercios del pueblo. Sofía, a nivel particular, opina que no son mucho de ir a centros de estética. Sólo un 10% de su clientela son gente extranjera, la mayoría chicas búlgaras que van a depilarse y a hacerse manicuras. Ningún hombre, por ahora,ha acudido a hacerse ningùn retoque. Una mención especial, requiere la llegada de ciudadanos chinos a Ejea. Sofía nos cuenta cómo muchos pequeños negocios han tenido que cerrar por no poder hacer frente a los precios a los que venden sus artículos en las llamadas tiendas de los " 20 duros".
El sábado noche, cuando trabaja de camarera, ha podido ser testigo varios altercados. No por eso, la joven ejeana, los trata como más violentos que los españoles, ya que cree que con " un par de tragos" muchos, no sólo ellos, pierden los papeles. Si que ha podido observar que son más machischas y que, en general, tratan peor a sus mujeres. La llegada masiva de gente de tal diversidad cultural y lingüística, ha hecho aumentar de forma considerable el número de robos en la zona. Nada más, el día de Reyes entraron a robar en 7 casas habitadas. Es por algunos de estos motivos por los que Sofía cree que a la larga, es posible que tanta inmigración traiga problemas en la zona.
Aún así, siempre hay gente buena. Prueba de ello son sus amigos búlgaros y rumanos.
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